La situación de inseguridad en Ecuador alcanzó un punto crítico el martes cuando el presidente Daniel Noboa, ante una jornada caótica, tomó la medida inusual de declarar un «conflicto armado interno» en el país. Grupos criminales desencadenaron un caos generalizado con secuestros de policías, ataques con explosivos en varias ciudades y la intrusión violenta en un canal de televisión en pleno programa en vivo.

En el incidente en el canal TC de Guayaquil, individuos encapuchados amenazaron y sometieron al personal del canal, incluso colocando explosivos y apuntando a un periodista con armas. Un rápido despliegue de unidades especializadas de la policía logró detener a 13 de los atacantes y rescatar a las víctimas, incautando armas de fuego, explosivos y vehículos.

Estos eventos siguieron a la fuga de Adolfo Macías «Fito», líder de Los Choneros, un grupo criminal, mientras cumplía una condena de 34 años, lo que llevó al presidente a decretar un estado de excepción. Noboa identificó a 22 bandas criminales como «terroristas», incluyendo Los Choneros, ordenando a las Fuerzas Armadas restaurar el orden.

El presidente enfatizó la firmeza del gobierno frente a estos grupos narcoterroristas, rechazando negociaciones y dando órdenes precisas a los cuerpos militares y policiales para intervenir en el control carcelario. Este incidente marcó un punto álgido en su corto mandato, donde su compromiso de resolver la profunda crisis de seguridad del país se puso a prueba.

Las autoridades ecuatorianas están investigando los vínculos de los detenidos con el grupo «Los Tiguerones» y continúan evaluando la situación. La medida de declarar un conflicto armado interno representa un giro significativo en la respuesta gubernamental a la creciente violencia, subrayando la determinación por restablecer la seguridad y enfrentar a los grupos criminales que han sumido al país en un estado de constante inestabilidad.