El comercio formalmente organizado registró pérdidas superiores a los 230 mil millones de pesos durante el paro que se llevó a cabo ayer en el país.

Según estimaciones hechas por Fenalco esta cifra es el resultado de la suma de los daños y perjuicios por vandalismo en distintas ciudades, especialmente focalizadas en Bogotá, Medellín, Cali y Pasto, así como las pérdidas por no
abrir los establecimientos durante media jornada o todo el día; la inversión por elementos de protección en fachadas y puertas de ingreso para evitar daños de terceros y los costos derivados de los retrasos o inasistencia de los trabajadores.

Todo esto sin contar el permanente estado de zozobra e incertidumbre que aqueja a los comerciantes formales del país.

“Además de los cierres y restricciones que gobernadores y alcaldes implementan para evitar la propagación de Covid en sus regiones, se suma el vandalismo, la desobediencia social, la delincuencia y la falta de protocolos de bioseguridad por parte de algunos ciudadanos”, afirmó Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco.

Miles de tiendas, cafeterías, pequeños restaurantes y locales de todos los tamaños han visto desplomar sus ventas por el cierre obligado de sus locales o porque simplemente su clientela ha sido espantada por el miedo que provoca a las personas verse involucradas en las acciones de los vándalos que, aprovechándose de la situación, siembran la confusión y el caos para cometer actos delictivos contra la vida y bienes ajenos.

De igual manera el vocero de los comerciantes hizo referencia a que hay desazón en el mundo empresarial por los pobres resultados que seguramente se registrarán en el mes de abril en cuanto a ventas, empleo y utilidades.

Sumado a las jornadas de paro, las restricciones que a lo largo y ancho del país han ejecutado las autoridades locales, redujeron la movilidad de las personas a su mínima expresión, con la consecuente caída de la actividad económica.

De acuerdo con cifras de Fenalco abril tendrá un comportamiento muy parecido o peor al de enero, es decir, negativo en cuanto a ventas. Por ejemplo, en la capital de la República las ventas del comercio detallista formal en enero cayeron 12.9%, un verdadero desplome, debido a las restricciones impuestas por la alcaldía y que vuelven a repetirse en abril.

“Si bien es cierto que desde la Federación Nacional de Comerciantes Empresarios respetamos la protesta social, como un derecho constitucional
que asiste a toda persona, no estamos de acuerdo que se haga en momentos de emergencia económica y hospitalaria, y que esté por encima del derecho al trabajo y la libre movilización de las personas. Las dramáticas cifras de pobreza que registró hoy el La nos indican que debemos marcar otra ruta para encauzar la economía sin descuidar la salud de los colombianos”. concluyó Cabal Sanclemente.