En una noche colmada de emociones y definiciones, Carlos Bacca se erigió como el arquitecto principal del triunfo del Junior sobre el Deportivo Cali, catapultando al equipo hacia la posibilidad de alcanzar la anhelada estrella de diciembre. En un estadio de Palmaseca impregnado de expectativas, Bacca, con su destreza frente al arco, se convirtió en el indiscutible protagonista de la contienda.

Desde los primeros compases del encuentro, el destino parecía conspirar a favor del Junior. Con tan solo siete minutos transcurridos, la expulsión de Gustavo Adrián Ramírez del Deportivo Cali inclinó la balanza a favor de los tiburones, otorgándoles una ventaja numérica que, sin embargo, les costó capitalizar en el desarrollo del juego.
A pesar de la superioridad numérica, el Junior experimentó dificultades para consolidar su dominio en el terreno de juego. Las fricciones con el equipo rival y la falta de claridad en ataque generaron un escenario de incertidumbre. Fue entonces cuando, en el minuto 13, Carlos Bacca, con un certero cabezazo, desató la euforia entre los seguidores del Junior al abrir el marcador.

El segundo acto del ‘bacca-nal’ llegó en el minuto 21, cuando un error del portero del Cali dejó la pelota en los pies de Bacca, quien, con una definición magistral de zurda, selló el 2-0 a favor del Junior. Aunque el Cali descontó en el minuto 27, la decisión del árbitro Espinosa, tras revisión en el VAR, anuló el gol, desatando la furia de los aficionados y marcando el inicio de incidentes que obligaron a dar por concluido el partido.

En medio de la tensión y la incertidumbre, el triunfo de Bacca no solo se tradujo en una victoria futbolística, sino en un episodio lleno de pasión y controversias. Con el Junior a un paso de la final, la noche quedará grabada como un capítulo intenso y vibrante en la carrera del máximo artillero, Carlos Bacca.