En las notarías de Barranquilla, nombres como Víctor Danilo, Víctor Ephanor, Juan Ramón, Iván René y Mario Sebastián honran a las leyendas del Junior. La afición del Junior es única; la energía de la ciudad varía un lunes si el Junior gana o pierde. Las emociones también afectan los hogares, donde más de un plato de comida queda intocado tras una derrota.

Cada hincha expresa su amor de manera diferente, combinando creatividad caribeña con resistencia. Óscar Borrás, por ejemplo, fue la mascota del equipo durante 30 años. Creó un tiburón de papel, esponja y alambre, lo suficientemente grande como para llevarlo y meter la cabeza. Durante el calentamiento, Borrás ponía la camiseta del rival en la boca del tiburón y cruzaba la línea de gol, ganándose el apodo de ‘El Tiburón’ Borrás.

En 2010, ‘El Tiburón Willy’ reemplazó a Borrás. Con un traje inflable de tela plástica, Willy baila cumbia, reguetón y anima al público con sus movimientos. También hay grupos de hinchas que viven en un carnaval eterno, adaptando su show al oponente. Llevan tiburones de esponja que muerden desde un cuy (si el rival es Pasto) hasta una arepa paisa o el tradicional ‘cayeye’ si el rival es Unión Magdalena.

Entre los hinchas más ruidosos destacan personajes como Gilberto Albarracín, de la barra ‘Fuera la corrupción del Fútbol’, quien investigaba los nombres de las esposas de técnicos y jugadores rivales para distraerlos, y Elver ‘El Mico’ Cervantes, que asistía al estadio con una corneta ensordecedora.

Junior también cuenta con el apoyo celestial de hinchas como la religiosa Sor Magali y el sacerdote Julio Cesar Ruiz Díaz, quienes interceden por el equipo. En casa o fuera, Junior siempre tiene el aliento de sus barras populares, como ‘Frente Rojiblanco Sur’ y ‘Los Cuervos’, que aportan música y colorido al espectáculo.