En una emotiva jornada, el obispo de la diócesis de Riohacha, monseñor Francisco Ceballos, brindó respuestas a las incógnitas sobre el paradero y estado de Luis Manuel Díaz Jiménez. Junto a un equipo médico y representantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), participó activamente en el operativo que culminó con la liberación de ‘Mane’.

El obispo relató los primeros momentos desde que llegaron a una remota montaña hasta que finalmente tuvieron a Díaz en sus manos. Explicó que el ELN no solicitó condiciones específicas, solo el despeje del área debido a la alta presencia militar en la región, lo que complicaba la entrega.

Al encontrarse con Luis Manuel ese jueves, monseñor Ceballos lo describió como demacrado, fatigado y cojeando, resultado de dos días de extenuante caminata impuesta por sus captores. Desde su secuestro el 28 de octubre, el hombre de 56 años caminó durante cuatro días antes de ser llevado a la Serranía del Perijá, cerca de la frontera con Venezuela.

Adicionalmente, ‘Mane’ caminó durante otros dos días antes de ser entregado. Este periodo coincide con las 48 horas desde que la Fuerza Pública reubicó sus tropas en la zona. Monseñor Ceballos enfatizó que aunque el ser humano puede recorrer ciertos kilómetros, hacerlo bajo presión es mucho más desafiante.

La entrega se realizó en las proximidades de Venezuela, sin que se confirmara si llegaron a cruzar la frontera. Respecto a su encuentro con Díaz Jiménez, el obispo mencionó que por respeto a su intimidad y fatiga, no sostuvieron extensas conversaciones. Simplemente lo acogieron y le dieron la bienvenida a la libertad. Al abrazarlo, ‘Mane’ no pudo contener las lágrimas y agradecimientos, demostrando la emoción de recobrar su libertad y reencontrarse con personas conocidas.

Esta jornada marca un hito en la vida de Luis Díaz y destaca la labor incansable del obispo Ceballos y su equipo en la operación de liberación.