Las declaraciones del empresario Eduardo Dávila Armenta, máximo accionista del Unión Magdalena, han generado indignación en el mundo deportivo colombiano. En una entrevista con La Pesada del Deporte, Dávila aseguró que “el fútbol no es un deporte para mujeres” y que, mientras él esté al mando del club samario, no existirá equipo femenino.

“Que vayan a jugar tenis, voleibol o dominó, pero fútbol no”, afirmó sin rodeos, desatando una oleada de críticas en redes sociales y entre figuras del fútbol femenino nacional. Sus palabras recuerdan las posturas discriminatorias expresadas años atrás por Gabriel Camargo (q.e.p.d.), exdueño del Deportes Tolima, y Álvaro González Alzate, vicepresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, quienes también desestimaron la participación femenina en el balompié.

Camargo, en 2018, llegó a decir que los equipos femeninos “no dan nada” y los calificó como un “caldo de cultivo de lesbianismo”. González, por su parte, declaró en 2019 que no habría selecciones femeninas mientras no fuera obligatorio, aunque tiempo después rectificó su posición.

Las expresiones de Dávila se producen en un contexto de lucha por la equidad de género en el deporte, donde las futbolistas colombianas han exigido condiciones justas, apoyo económico y respeto profesional. Mientras la selección femenina sigue ganando reconocimiento y aficionados, voces como la del dirigente samario revelan cuánto falta por avanzar en materia de igualdad.

Diversos sectores ya exigen sanciones y un pronunciamiento contundente de la Dimayor y la FCF. El fútbol femenino colombiano, que sigue creciendo con talento y esfuerzo, merece respaldo institucional y un entorno libre de prejuicios.

#FútbolSinMachismo