La noche de fiesta por la clasificación de Colombia al Mundial 2026 tuvo un momento cargado de nostalgia en el estadio Metropolitano. James Rodríguez, capitán y referente de la Selección, vivió una escena que muchos interpretaron como una despedida de la que ha sido su casa con la Tricolor.
El 10 inició como titular en la goleada 3-0 frente a Bolivia, pero fue sustituido al minuto 60 por Juan Fernando Quintero. Desde ese instante, las cámaras siguieron cada gesto del mediocampista cucuteño, quien al final del compromiso no pudo contener las lágrimas en el banco de suplentes.
Con el pitazo final, mientras la euforia se desbordaba en las tribunas, James caminó hasta el centro del campo. Ya con el estadio casi vacío, se sentó solo sobre el césped del Metropolitano, en silencio y con mirada reflexiva. Una postal que rápidamente se viralizó y que fue interpretada como un adiós simbólico al escenario donde tantas veces brilló con la Selección.
Aunque no hubo declaraciones oficiales, la imagen dejó en el aire la sensación de que pudo ser el último partido de James en Barranquilla con la camiseta tricolor en un juego oficial. Un gesto íntimo que mezcló gratitud, nostalgia y la certeza de que su huella en la historia de la Selección Colombia ya es imborrable.