El Zoológico de Cali confirmó la muerte de Indira, la tigresa de Bengala que durante 21 años fue uno de los emblemas más queridos de la institución y referente de sus programas de conservación. Su partida ocurrió en medio de un hecho inesperado: fue atacada por su propio hijo, Kanú, durante un enfrentamiento territorial que dejó como saldo el fallecimiento de la hembra.
De acuerdo con la información oficial, el choque se produjo dentro del recinto que compartían, cuando ambos felinos sostuvieron un episodio de confrontación. Aunque los cuidadores intervinieron rápidamente y se activaron los protocolos veterinarios, las graves heridas sufridas por Indira resultaron irreversibles.
Indira llegó al Zoológico de Cali a comienzos de los años 2000 y con el paso del tiempo se convirtió en una figura central de la institución. Su imponente presencia fue clave en campañas de educación ambiental dirigidas a sensibilizar sobre la necesidad de proteger a los tigres de Bengala, una especie catalogada en peligro de extinción.
Su hijo Kanú, nacido en el mismo zoológico, había convivido con ella, pero los expertos explican que los tigres son animales solitarios y altamente territoriales. En la naturaleza, este tipo de enfrentamientos es común cuando los espacios son disputados. Lo ocurrido refleja ese instinto natural, aunque resulte doloroso en un entorno controlado.
La noticia conmueve no solo por el desenlace trágico, sino por lo que Indira representaba para la institución: dos décadas como embajadora de la fauna silvestre y ejemplo de la importancia de preservar la biodiversidad. Su legado se mantendrá como parte de la historia del zoológico y de la misión de proteger a las especies amenazadas.
El Zoológico de Cali anunció que se le rendirá un homenaje especial y reiteró su compromiso con la conservación y el bienestar animal. La memoria de Indira quedará ligada a la lucha por la supervivencia de los tigres de Bengala y al esfuerzo de la ciudad por mantener viva la educación ambiental.
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