Tiago Racero, hijo del ex jugador del Junior, Cristian Racero, campeón en el 2004 y asesinado en el 2012, es nuevo jugador de Caimanes de Barranquilla. De esta manera, padre e hijo protagonizan una historia casi inédita en el deporte de Colombia.


Cuando las balas silenciaron la vida del aguerrido volante, Tiago tenía tres años, siguiendo la línea del deporte de su padre, a quien hoy honra. El futbolista deseaba que su hijo fuera beisbolista. Tiago se anotó un hit celestial.

“Se siente una sensación magnífica, es increíble, una dicha jugar con el mejor equipo de la Liga Colombiana de Béisbol y agradecido con la herencia de los Caimanes de Barranquilla”, dijo.
Racero pasó de las gradas al diamante: “increíble. Ver las temporadas pasadas como fanático y ahora verlas desde un clubhouse”.

Siempre respiró béisbol por herencia materna. El jardinero. “La pasión por el béisbol fue creando un mayor poder y le fui agarrando amor. Toda la familia de mi mamá juega con pasión ”, afirmó Tiago.

Tiago, tras firmar su primer contrato como profesional, no evitó la emotividad y los recuerdos de su padre aparecieron: “Lo amo demasiado, quiero que esté orgulloso de mí. Voy a ser una buena persona como lo fue él y voy a llevar su legado para honrarlo”, finalizó.