Durante el torrencial aguacero del viernes por la tarde, un agente de policía fue obligado a huir para evitar ser agredido por un grupo de jóvenes que le lanzaban piedras. El incidente ocurrió en Soledad.
El uniformado, ataviado con los impermeables para protegerse de la lluvia, corrió para proteger su vida.
El acontecimiento desató varios comentarios sobre la falta de control familiar a estos menores, y, el que preocupa, las limitaciones de los policías para ejercer la fuerza