El sueño de ver a James Rodríguez vistiendo la camiseta del Junior de Barranquilla se desvaneció tras una «no» de James, con la excusa que tenían una propuesta que te pagaba el doble.
Aunque el Junior accedió a una serie de exigencias millonarias realizadas por el jugador. Fuad Char, máximo directivo del club, incluso viajó hasta Rionegro para negociar personalmente con el mediocampista, pero el encuentro dejó más dudas que certezas.
Según fuentes cercanas, James no solo solicitó un salario superior al que percibía en España, sino también un bono millonario por su rescisión contractual, el pago de todos sus impuestos, un porcentaje de ingresos por derechos de televisión, seguridad privada las 24 horas, casas y carros de lujo, y el control total de sus derechos de imagen.
La reunión, que contó con la presencia de Jhon Char, nieto del directivo y pieza clave en las negociaciones, tuvo un giro inesperado cuando el jugador envió un mensaje dejando entrever que tenía una oferta por el doble de salario que Junior estaba dispuesto a pagar. Esto terminó por enfriar el interés del club barranquillero, que consideró desproporcionadas las pretensiones económicas del exfutbolista del Real Madrid.
La afición rojiblanca, que mantenía la ilusión de ver a James en el Metropolitano, ha expresado su descontento en redes sociales. Mientras tanto, el club parece haber dado por cerrada esta opción, enfocándose en otros refuerzos para la próxima temporada.
El episodio deja entrever las dificultades de los clubes colombianos para competir con propuestas internacionales y reaviva el debate sobre las prioridades de los futbolistas en el ocaso de sus carreras.
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