En el Metropolitano Roberto Meléndez, el fútbol colombiano vivió una epopeya que resonará en los anales del deporte. Luis Díaz, un virtuoso del balompié, se erigió como el héroe que esculpió la primera victoria de Colombia sobre Brasil en eliminatorias mundialistas. El estadio, un crisol de emociones, fue testigo de una remontada histórica que desató la euforia de los aficionados.
Díaz, el incansable guerrero guajiro, exploró todas las sendas hacia la red. Sus intentos desde la derecha, la izquierda y en diversas alturas chocaron contra un muro llamado Alisson Becker, su compañero en la Premier League. Parecía que el destino le negaría el gol una vez más, pero la redención acechaba en la dimensión menos esperada: el juego aéreo.
Dos cabezazos colosales voltearon el marcador, sumiendo en la incredulidad a Alisson y provocando el delirio en el estadio. Lucho, como le llaman con cariño, entonó esos goles con el alma, y el público se convirtió en su coro inquebrantable.
En la danza de emociones, se entretejieron los momentos oscuros de Díaz, marcados por el secuestro de su padre. Sin embargo, el estadio, al igual que el país en su peor hora, lo arropó con un respaldo apasionado.
Brasil, astuto, aprovechó la desorientación inicial de Colombia y, de la mano de Vinicius, tejió una jugada exquisita que culminó en el primer gol. El despertar colombiano llegó con la genialidad de Díaz, desbordando a Emerson Royal y desafiando a Marquinhos en cada diagonal.
Las ocasiones de Díaz, una sinfonía de destrezas, se sucedieron: atajadas de Alisson, remates desviados y descolgadas fulgurantes. La maestría se vislumbró en dos escapadas magistrales, pero la definición se resistió.
En un final de época, Colombia, volcada hacia la portería brasileña, rozó el segundo gol. El estadio, un hervidero de emociones, vibró con el disparo de Raphinha que rozó el vertical. Cincuenta y cuatro años después, Colombia inscribe en su historia el primer triunfo sobre Brasil en una cita premundialista, llevando la firma de Barranquilla, del Metropolitano y del ícono local: Luis Díaz.
