La multitudinaria despedida al papa Francisco en la Basílica de San Pedro derivó en empujones y corridas cuando miles de fieles, ansiosos por acercarse al féretro, rompieron el cordón de seguridad establecido. La Policía vaticana tuvo que intervenir para restablecer el orden, mientras la basílica permanecía abierta toda la noche para recibir a más de 90.000 peregrinos que aguardaron en fila para rendir homenaje.
Pese a los incidentes, el ambiente general mantuvo un tono de recogimiento, y este sábado 26 de abril el cardenal Giovanni Battista Re oficiará el funeral en la Plaza de San Pedro, siguiendo la voluntad de Francisco de un rito sencillo. Grupos de personas en situación de vulnerabilidad –pobres, migrantes, reclusos y personas sin techo– acompañarán el cortejo hasta la Basílica de Santa María la Mayor, cumpliendo el deseo del pontífice de estar junto a los más necesitados.