El alcalde Jaime Pumarejo buscó posicionar a Barranquilla como una «biodiverciudad» mediante un ambicioso proyecto de energías renovables. La instalación de paneles solares y la creación de una granja solar fueron parte de la estrategia para convertir a la ciudad en la «capital de energía del país». Sin embargo, la noticia revela que el proyecto, con un costo asombroso de $354.000 millones hasta 2046, fue financiado con impuestos futuros sin previo aviso a la comunidad, revelaron la Contratopedia Caribe y La Silla Vacía.
La trama oculta tras el anuncio incluye cambios en la estructura empresarial y contratos millonarios con consentidos contratistas de la era Char. La empresa mixta K-Yena, con participación de megacontratistas como William Vélez y los hermanos Daes, se convirtió en el epicentro del negocio de energías renovables y obtuvo control en la empresa de servicios públicos Triple A.
El alcalde logró la aprobación exprés del proyecto en el Concejo, con vigencias futuras por $354.000 millones y otro billón de pesos para el programa de paisajismo urbano Siembra Barranquilla. La opacidad del contrato y la falta de transparencia informativa han generado críticas, con la Alcaldía evitando responder a cuestionamientos.
La ejecución del proyecto involucra subcontratos con empresas como Entoria Energy Colombia SAS, Energía de Pereira SAS, Hecate Energy LLC, y Recap Solar Colombia SAS. Aunque el proceso se ajusta a negocios de energía comunes, la falta de información completa y la selección de contratistas sin pluralidad de oferentes generan preocupaciones sobre la transparencia del proyecto.
La gestión ambiental de Pumarejo, aplaudida por proyectos como las energías limpias, se ve empañada por la opacidad financiera y los vínculos con contratistas favorecidos. La transformación verde en Barranquilla revela una trama financiera compleja que plantea preguntas sobre la verdadera sostenibilidad del proyecto y la equidad en la asignación de recursos públicos.