Por: Emilio Gutiérrez Yance
El Subintendente, Alexis Baldovino Cuello, quien está a punto de cumplir 20 años de servicio en la Policía Nacional y terminar una especialización en derecho penal, es un ejemplo de que, si se pueden alcanzar los sueños, si se trabaja por ellos.
Tiene 39 años de edad y se desempeña como jefe de la oficina de asuntos jurídicos del departamento de Policía Bolívar a donde llegó trasladado de Arauca. “Sin pensarlo, fue aquí donde mi sueño de ser abogado comenzó a hacerse una realidad, estudié en la Universidad Rafael Núñez y terminé en el 2020, pero no fue fácil por circunstancias del servicio y por el tema del Covid-19”.
Su ingreso a la Policía fue una decisión para hacerle frente a un tema de estabilidad laboral y económica, salió del pueblo donde nació y en medio de un gran esfuerzo con el dinero prestado de un señor que se acababa de ganar un chance millonario, se incorporó en 2004 a la Escuela de Formación Policial Rafael Núñez de Corozal, Sucre y de allí salió como patrullero guerreándola en varias regiones del país hasta que un accidente en motocicleta en 2012 lo sacó de circulación en Puerto Carreño Vichada, tuvo varias fracturas, fue intervenido quirúrgicamente y lo declararon no apto para el servicio y reubicado laboralmente en actividades administrativas donde desempeño varias actividades. Hoy es jefe (e) de la oficina de actuación jurídica de la DEBOL. “Soy agradecido con la Institución por la confianza y doy lo mejor de mí en cada uno de los casos que son bastante sensibles”.
El Génesis de su sueño fue una audiencia de juicio oral donde era testigo contra milicianos de las Farc capturados en un operativo ejecutado en Arauca. Cuenta que al ingreso de esa audiencia un hombre con una apariencia de indigente aguardaba afuera y lo miró desprevenidamente, minutos más tarde, ese mismo hombre se presentó en el recinto como el abogado de las Farc quien con destreza y elocuencia estuvo a punto de tumbar el caso que luego terminó en una condena de 14 años gracias al material probatorio de la Fiscalía. “Ese día aprendí que el habito no hace al monje, una lección de vida para mí».