Por primera vez en varios años, Estados Unidos movilizó destructores, aviones de patrulla y unos 4,000 militares hacia el Caribe, muy cerca de las costas venezolanas.
El Pentágono asegura que la operación busca golpear a los carteles de droga, recientemente catalogados como grupos terroristas.

Entre los buques desplegados se encuentran los destructores USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson, acompañados de aviones P-8 Poseidon y submarinos de ataque. Una señal de poderío militar que no pasará desapercibida en la región.

Del otro lado, el presidente Nicolás Maduro respondió con un llamado a la defensa nacional, anunciando la activación de millones de milicianos para “resguardar la soberanía de Venezuela” ante lo que calificó como una agresión imperial.

El movimiento militar eleva la tensión en el Caribe y reaviva el pulso entre Washington y Caracas, con la sombra del narcotráfico y la geopolítica como telón de fondo.

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