En una noche que prometía redención, el Junior de Barranquilla se desplomó en su propia casa ante un Once Caldas implacable, perdiendo 2-1 y dejando en el aire sus aspiraciones en los cuadrangulares semifinales de la Liga II-2024.

El primer acto fue un reflejo de lo que pudo ser y no fue. Carlos Bacca, emblema del equipo, falló un penal temprano que pudo haber marcado el rumbo del encuentro. Sin embargo, el veterano se redimió minutos después con un cabezazo certero que abrió el marcador y devolvió la esperanza a los hinchas. Junior dominaba a placer, generando múltiples ocasiones, pero la falta de puntería y un inspirado James Aguirre bajo los tres palos del Once Caldas evitaron una goleada antes del descanso.

La tragedia comenzó en el segundo tiempo. Junior regresó al campo sin la intensidad que lo caracterizó en la primera parte, y el Once Caldas no perdonó. Dayro Moreno, figura indiscutible de la noche, igualó el marcador tras un descuido defensivo. La situación empeoró con la expulsión del argentino Nicolás Zalazar, que dejó al equipo local a merced de su rival.

Cuando el reloj agonizaba, Johan Beltrán, inexplicablemente solo en el área, selló la derrota rojiblanca con un disparo preciso. Las caras largas en el banquillo y las tribunas reflejaron una verdad dolorosa: Junior había perdido más que un partido, había dejado escapar la oportunidad de liderar su grupo.

Ahora, el conjunto barranquillero ocupa el último lugar del Grupo B con 4 puntos, igualado con América de Cali, pero a merced del Tolima y el propio Once Caldas, que parecen encaminarse hacia la final. La presión recae sobre César Farías y sus dirigidos, quienes deberán buscar un milagro en las últimas fechas si quieren salvar la temporada y el orgullo de una hinchada que no perdona estos tropiezos.

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