Tras conocerse el acuerdo de alto el fuego que entrará en vigor en la Franja de Gaza 24 horas después de la firma del plan de paz impulsado por Estados Unidos, tanto israelíes como palestinos salieron a las calles a celebrar lo que podría marcar el fin de una guerra devastadora, que ha dejado miles de muertos.

En la calle Jaffa de Jerusalén, una de las arterias comerciales más transitadas, familias pasearon y compartieron en las terrazas mientras la noticia de la tregua acaparaba las conversaciones. El ambiente, mezcla de alivio y esperanza, se intensificó con la expectativa de que los 48 rehenes aún en poder de Hamás —de los cuales se estima que solo una veintena sigue con vida— regresen al país en los próximos días.

En Gaza, aunque la población mantiene cautela, también se vivieron escenas de alegría. En el campamento de refugiados de Nuseirat, el pequeño Anas, entre gritos y risas, exclamaba a la agencia EFE: “¡Ya terminó la guerra! ¡Ya terminó la guerra!”. Luego añadió que, por fin, podrá dormir sin miedo, pues los bombardeos y misiles no lo dejaban descansar.

El acuerdo, considerado un paso histórico tras meses de negociaciones, abre la puerta a un cese de hostilidades que podría cambiar el rumbo del conflicto. Sin embargo, organismos internacionales advierten que su cumplimiento dependerá de la verificación de compromisos por ambas partes y del acompañamiento humanitario en los territorios afectados.

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