Barranquilla, conocida como ‘Curramba la Bella’, celebra hoy su 211º aniversario con un aura renovada y un horizonte prometedor. La ciudad ha experimentado una transformación notable en los últimos años, pasando de períodos de estancamiento a convertirse en un centro dinámico y en crecimiento en la región caribeña de Colombia.

Durante décadas, Barranquilla enfrentó desafíos que incluyeron estancamiento económico, egoísmo político y dejadez. Sin embargo, en los últimos tiempos, la ciudad ha emprendido un proceso de renacimiento. Se ha descrito como una ciudad empoderada, alegre, dinámica y audaz, que ha recuperado su autoestima y se ha puesto en el mapa internacional.

Este resurgimiento no es solo una cuestión de percepción; está respaldado por datos concretos. El desempleo ha disminuido constantemente, el Producto Interno Bruto sigue en aumento y los récords de turistas se rompen año tras año. Barranquilla ha diversificado su economía, pasando de depender principalmente de la industria portuaria e industrial a convertirse en un centro de servicios de alta inversión en capital humano, especialmente en áreas como salud, educación y logística.

Según Adolfo Meisel, rector de la Universidad del Norte, este cambio se debe a un cambio de modelo económico y a la creciente importancia de los servicios de calidad. Este enfoque ha impulsado la ciudad a nuevos niveles de desarrollo, atrayendo inversión extranjera y nacional y generando empleos de calidad.

La imagen de Barranquilla también se ha fortalecido a nivel internacional, con figuras como Shakira, Sofía Vergara y Silvia Tcherassi promocionando los valores y el talento de la ciudad. Además, eventos de renombre mundial, como la Asamblea del BID y visitas de líderes internacionales, han consolidado su posición como un destino importante para el turismo y los negocios.

Sin embargo, a pesar de estos logros, la ciudad aún enfrenta desafíos. La seguridad ciudadana, la informalidad empresarial y laboral, y la mejora de los servicios públicos son áreas que requieren atención continua. A pesar de ello, el futuro de Barranquilla parece prometedor.