El pasado martes 18 de noviembre, Cristiano Ronaldo volvió a Estados Unidos por primera vez en más de diez años para participar en una cena de Estado en la Casa Blanca, un encuentro diplomático encabezado por el presidente Donald Trump y el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salmán.

La última visita del futbolista al país norteamericano había sido en 2014, durante la pretemporada del Real Madrid. Esta vez, Ronaldo asistió como parte de la delegación saudí, dado que el fondo soberano PIF —dirigido por bin Salmán— es propietario del Al-Nassr, club en el que actualmente milita el portugués.

Durante el evento, Trump destacó públicamente la presencia del delantero y reveló una anécdota familiar:

“Mi hijo es fan de Cristiano Ronaldo. Creo que ahora me respeta un poco más solo por haberle presentado a Cristiano”, comentó entre risas.

Ronaldo estuvo acompañado por Georgina Rodríguez y fue ubicado en una de las mesas principales del Salón Este, cerca del presidente y de la primera dama, Melania Trump. En redes sociales se viralizó un selfi en el que aparecen Ronaldo, Elon Musk, Gianni Infantino y Georgina, una imagen que rápidamente se convirtió en tendencia mundial.

La visita del portugués ocurre en un momento de fuerte acercamiento entre Washington y Riad, donde el fútbol, la política y el poder económico se entremezclan en escenarios diplomáticos de alto perfil.

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