El Metropolitano se vistió de fiesta en el tradicional ‘Día del hincha’, aunque la alegría estuvo en riesgo durante gran parte del encuentro. Junior no encontraba su fútbol y Bucaramanga, con orden táctico y presión en el mediocampo, complicaba cada intento rojiblanco. La ansiedad se sentía en la tribuna, como si se avecinara otra tarde amarga.
El partido parecía escrito para la frustración. Primero, Guillermo Paiva desperdició un penal al minuto 54 y, pocos instantes después, Fabián Sambueza puso el 0-1 para los visitantes. El silencio se apoderó del estadio, mientras los hinchas se miraban incrédulos, temiendo una derrota más en casa, justo en una fecha especial.
Pero entonces apareció la figura que cambiaría la historia. José Enamorado entró con chispa desde el banco y generó desequilibrio. De sus pies nació el penal que abrió la puerta de la remontada. Steven ‘Titi’ Rodríguez tomó el balón, respiró profundo y remató con potencia al palo derecho para el 1-1. El grito de gol fue más un desahogo que una celebración.
El árbitro añadió 12 minutos y el drama se extendió. Cuando parecía que el empate era inevitable, otra corrida de Enamorado terminó en falta dentro del área. De nuevo, ‘Titi’ se paró frente al punto penal. Con temple y confianza repitió la fórmula, engañó a Aldair Quintana y selló el 2-1 definitivo al minuto 90+7.
Por el lado de Junior, ‘Titi’ nos salvó de otra pena máxima: perder en casa en una nueva celebración. Su doblete no solo rescató tres puntos, también devolvió la ilusión y el orgullo a un Metropolitano que pedía a gritos un héroe.
El partido terminó con roces entre jugadores y quejas por los problemas de ingreso al estadio, pero lo importante quedó en el marcador: Junior sigue invicto, es líder con 17 unidades y llega fortalecido para enfrentar a Millonarios en un duelo de alto voltaje.