El Metropolitano fue testigo de un Tiburón que rugió, pero no mordió.

Por momentos, el Metropolitano pareció rugir con la fuerza de un equipo que no se rinde. Pero la historia de la noche fue otra: Junior comenzó dormido, reaccionó con ímpetu, y terminó resignado con un empate que dejó sabor a poco en el arranque de los cuadrangulares.

Los primeros minutos mostraron a un Junior desconectado, errático, impreciso. Y Tolima lo supo aprovechar. Al minuto 26, Cristian Arrieta, con zurda certera, castigó un mal rechazo de Javier Báez y puso el 0-1 para silenciar a la afición rojiblanca.

El golpe sacudió a los locales. Con el orgullo herido, Junior se volcó al ataque. Un gol de Báez encendió las tribunas, pero fue anulado por una falta previa. Sin embargo, la insistencia tuvo premio. Al minuto 43, Jhomier Guerrero sacó magia de su zurda y con una jugada individual espléndida puso el 1-1. La euforia fue tal que se quitó la camiseta y recibió su cuarta amarilla del torneo.

El segundo tiempo fue un asedio. Barrera, Castrillón, Paiva… todos intentaron quebrar la resistencia del arquero Fiermarín, figura indiscutida del partido. ‘Titi’ Rodríguez tuvo el gol del triunfo, pero le faltó precisión y sangre fría. Los cambios de Farías no funcionaron y, poco a poco, el empuje se fue diluyendo.

Tolima supo cerrar los caminos, y Junior, pese a dominar, no encontró la llave para abrir el marcador. El pitazo final dejó un sinsabor: dos puntos que se escaparon en casa y una sensación de que la reacción llegó tarde.

Ahora, el reto será mayor: visitar al América en Cali, donde no habrá espacio para errores.

#FuerzaTiburón 🦈