La tranquilidad esperada se desvaneció en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez para el Junior, cuya clasificación en la Liga se tornó en un laberinto de estrés tras el empate 1-1 ante Envigado. Lo que parecía ser un paso seguro hacia la fase final se convirtió en una lucha contra el tiempo y la presión.
El noveno clasificado, Fortaleza, respira en la nuca de los ‘Tiburones’ a solo tres puntos de distancia, mientras que Millonarios acecha a la espera de su oportunidad para igualar la situación. El gol de Carlos Bacca, al minuto 65, tras un rebote fortuito, evitó que la noche fuera aún más oscura para el equipo local.
Sin embargo, la falta de contundencia y fluidez en el juego se hizo evidente para el Junior. Déiber Caicedo y Yimmi Chará estuvieron desconectados, dejando a José Enamorado como el único destello en el ataque, aunque también con cierta irregularidad en su desempeño.
El árbitro Nicolás Gallo agregó más controversia al partido al anular un penal a favor del Junior tras una larga revisión en el VAR, y concedió solo cuatro minutos de reposición a pesar de las interrupciones constantes del Envigado.
El equipo visitante, a pesar de un planteamiento menos firme que en anteriores encuentros, logró neutralizar el juego ofensivo del Junior, dejando a Bacca como el principal referente en ataque.
Los cambios tácticos de Arturo Reyes llegaron tarde, y la expulsión de Wálmer Pacheco en los momentos finales del partido complicó aún más las cosas para el Junior, que vio cómo se le escapaba la oportunidad de asegurar la victoria.
Con Marco Pérez desperdiciando la única oportunidad clara de gol después de la tarjeta roja, el Junior se complica a sí mismo en una Liga que prometía ser más tranquila. Ahora, la presión aumenta mientras se acerca la fase decisiva del torneo.