Tras cumplir 25 años de prisión en Estados Unidos, el exnarcotraficante Fabio Ochoa Vásquez, miembro del Cartel de Medellín, fue deportado a Colombia este lunes. En sus primeras declaraciones desde Bogotá, negó culpabilidad en el caso por el cual fue condenado, calificándolo como un montaje, y aseguró que no está arrepentido.
“Yo en el pasado me sometí a la justicia y confesé mis delitos. Por este caso no soy culpable, me lo montaron”, afirmó Ochoa, quien en 2001 fue extraditado bajo cargos de enviar hasta 30 toneladas de cocaína a Estados Unidos. Gracias a su buen comportamiento, obtuvo una reducción del 15 % en su condena inicial de 30 años.
El excapo habló también de la política de «paz total» del presidente Gustavo Petro, aclarando que no tiene intención de sumarse a este proyecto. “Soy un tipo de paz, pero no he pensado en eso”, expresó. Ochoa planea disfrutar su libertad junto a su familia en Medellín, donde residirá tras su regreso en un vuelo de deportados.
Durante su llegada al país, el exsocio de Pablo Escobar se reencontró con una de sus hijas, a quien no veía desde hace años. Además, compartió que, mientras estuvo encarcelado, se dedicó a estudiar e incluso diseñó un dispositivo para generar energías limpias.
El legado criminal de Ochoa Vásquez, de 67 años, es menos mediático que el de sus hermanos, pero su papel en el grupo ‘Los Extraditables’ y sus vínculos con el Cartel de Medellín lo posicionaron como un personaje clave en el narcotráfico de los años 80 y 90, desafiando a tres gobiernos colombianos.
La llegada de Ochoa se suma al debate sobre las negociaciones del gobierno con estructuras criminales y genera expectativa sobre su posible influencia en el escenario actual.