“No te olvidaré, te lo juro yo, te veneraré lo mismo que a Dios, y una estatua yo te levantaré, allá en la plaza del Cacique Upar”. Así, Emiliano Alcides Zuleta Díaz, creador de la canción Mi acordeón, ratificó su deseo de homenajear al instrumento que define su vida.
En 1985, Mi acordeón ganó el concurso de canción inédita en el Festival Vallenato, grabándose luego con su hermano Poncho Zuleta. Ahora, 39 años después, Emiliano planea cumplir su promesa de erigirle un monumento en la plaza Alfonso López de Valledupar.
Emilianito, nacido el 28 de diciembre de 1944 en Villanueva, La Guajira, alcanzó méritos que lo consagraron como figura clave del folclor vallenato. En 2014, la fábrica Hohner en Alemania reconoció su trayectoria bautizando un acordeón con su nombre.
Uno de sus momentos más icónicos ocurrió en 1982, cuando acompañó a Gabriel García Márquez en Estocolmo, durante la entrega del Nobel. “En ese escenario sonó por primera vez un acordeón. Fue inolvidable”, recuerda.
Su legado incluye éxitos grabados desde 1964, cuando Alfredo Gutiérrez facilitó sus primeras producciones. Más tarde, junto a Poncho, creó un vasto catálogo musical que incluye temas costumbristas y álbumes como Mis preferidas (1971).
Emilianito también acompañó a grandes del vallenato como Jorge Oñate, Silvestre Dangond y Diomedes Díaz. En 2016 recibió un homenaje especial en el Festival Vallenato, consolidando su lugar como leyenda viva del género.
Desde niño, Zuleta aprendió a tocar el acordeón en secreto, enfrentando la oposición de su madre, Carmen Díaz, quien soñaba con verlo en otra profesión. Pero su pasión lo llevó a demostrar que podía ser acordeonero y destacado estudiante.
El acordeón, creado en 1829 por Cyrill Demian, se convirtió en el centro de su vida y la inspiración de versos que aún conmueven: “Mi acordeón ha sido mi vida, mi alma. Si tú me diste esta fama, espero que Dios te bendiga”.
Con una sonrisa, Emiliano Zuleta Díaz sigue soñando, tocando y honrando el folclor vallenato, dejando una huella imborrable en la música y en la memoria de Valledupar.