Chile rechazó la Constitución de la derecha con un 55% de votos en contra, marcando un hito en la trayectoria política del país. Con casi el 100% de los votos escrutados, el 55,76% de los electores manifestaron su oposición a un texto con sello conservador, elaborado por el Consejo Constitucional, donde la derecha y la ultraderecha tenían mayoría, mientras que el 44,24% optó por aprobarlo.
El presidente chileno, Gabriel Boric, reflexionó sobre la situación, reconociendo que la política ha quedado en deuda con el pueblo de Chile.
Admitió que fue incapaz de redactar una propuesta constitucional de consenso y, al mismo tiempo, hizo un llamado a las fuerzas políticas para que «respeten y vuelvan a encontrarse».
Boric destacó la polarización y división que se ha manifestado en el país, incluso después de este contundente resultado.
A pesar de la relevancia del proceso constituyente, el presidente señaló que no impulsará un nuevo proceso constituyente, argumentando que las urgencias actuales son otras.
«Lo que hoy demanda la ciudadanía es mayor capacidad de diálogo, consenso, abandonar las trincheras y las posiciones parciales para concentrarnos en dar solución a los problemas más apremiantes», subrayó Boric. Además, hizo hincapié en que el resultado del plebiscito es un fuerte llamado de atención, advirtiendo contra la negación de la existencia del otro por parte de quienes obtienen la mayoría circunstancial.
En sus palabras, el presidente Boric enfatizó la necesidad de respeto mutuo y de volver a encontrarse como chilenos. «La patria no se reinventa de un día para otro», expresó, abogando por la humildad y el trabajo conjunto. «Ni celebración ni arrogancia; pelota al piso, humildad y trabajo, mucho trabajo», concluyó.